Este 20 de octubre de 2022 se cumplen 152 años del natalicio de Monseñor Sixto Sosa Díaz, hijo ilustre de Tinaco, estado Cojedes, un hombre que entregó su vida a Dios, evangelizando, ayudando a los más necesitados, promoviendo las vocaciones sacerdotales, creando escuelas, seminarios, hospitales y programas sociales en una Venezuela de condiciones muy difíciles a principios del siglo XX.
Su trayectoria existencial fue un verdadero testimonio de santidad y por ello fue postulado ante la Congregación de la Causa de los Santos en El Vaticano para su posible canonización.
Nació en Tinaco, en el hogar de don Francisco Sosa y Matilde Díaz. Ingresó al Seminario Josefino de Calabozo, estado Guárico, en 1887 y el 21 de diciembre de 1894 se ordena como sacerdote en aquella ciudad, pero su primera misa la oficia en la iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Tinaco, el 23 de febrero de 1895 ante una nutrida concurrencia de un pueblo que percibe desde sus inicios el espíritu de santidad de aquel joven.
De allí vuelve a Calabozo y cumple responsabilidades en la Catedral en 1896 y en 1898 se desempeña como vicerrector del seminario de esa ciudad. En 1899 vuelve a Cojedes y atiende como párroco en San Juan Bautista de El Pao por algunos meses porque nuevamente va a Calabozo a cumplir responsabilidades eclesiásticas. En 1902 se embarca desde La Guaira hacia Roma, en peregrinación, formando parte de la delegación que representó a Venezuela en los actos de las Bodas Episcopales del Papa León XIII.
En 1903 es designado cura párroco de Altagracia donde realiza una loable labor por la iglesia, la evangelización y por los más necesitados, creando programas de ayuda social.
Escribió Don Alberto Sanabria, primer Cronista Oficial de Cumaná, en el diario “El Universal”, el 22 de septiembre de 1970, que, desde su nombramiento en Altagracia, Sosa inicia “su ardua e importante labor; es el cura que se entregó a sus feligreses, es el protector de los pobres y es el consejero y mentor de los hijos de aquella región. Eran los días de la Revolución Libertadora, y el padre Sosa veía con señalado dolor el espectáculo de infelices heridos en las calles gracitanas, y entonces resuelve, en unión de aquella noble dama, que fue en el mundo SUSANA PAZ CASTILLO, descendiente de ilustre familia y emparentada con el Libertador, fundar el HOSPITAL “SAN ANTONIO”; aquella caritativa mujer sería después la Muy Reverenda MADRE CANDELARIA DE SAN JOSÉ”. Hoy una Santa venezolana que fue canonizada por el Papa Benedicto XVI en 2008.
Allí funda una congregación de religiosas que luego se convertirá en las Hermanas Carmelitas Venezolanas.